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49 descenso en la venta de periódicos impresos han empujado hasta la quiebra a muchas empresas del sector y han llevado al resto a replantearse seriamente su futuro. Para algunos autores, la irrupción de las nuevas tecnologías ha influido negativamente en la viabilidad de muchos medios tradicionales. El espíritu del “todo gratis” que parece impregnar el uso de internet viene obligando a las empresas periodísticas a reinventarse, a idear nuevas fórmulas para conseguir ingresos que complementen o sustituyan los beneficios procedentes de las ventas de ejemplares y, sobre todo, los del fragmentadísimo mercado publicitario, en caída libre desde hace años. Pese a ello, los muros de pago, como fórmula predilecta para tratar de captar suscriptores, no terminan de remontar el vuelo en un escenario tremendamente cambiante, en el que el público adolescente y universitario apenas parece mostrar interés por el tipo de actualidad que ofrecen los medios. Y, si lo hace, suele ser a través de canales o redes que brindan la noticia de forma aislada y, por tanto, desprovista del necesario contexto que supone la concreta ubicación en una página o en un informativo. Por eso debemos reinventarnos. De la mano de la universidad, de las empresas periodísticas y de los colegios profesionales. Porque sin negar los efectos perniciosos que internet ha podido generar en las empresas informativas, también es justo subrayar que la red de redes representa una extraordinaria oportunidad para muchos profesionales en búsqueda de empleo que, difícilmente, podrían ejercer el periodismo en unos medios más ocupados en esquilmar sus plantillas que en contratar a nuevos empleados. En los últimos años estamos asistiendo a un proceso de transformación continua en los medios de comunicación que no solo obedece a innovaciones tecnológicas, sino también a cambios culturales y sociales. Porque para muchos consumidores, especialmente para los más jóvenes, la prensa tradicional resulta ya aburrida y poco concisa. Decía Zygmunt Bauman que es “la velocidad, y no la duración, lo que realmente importa” en esta sociedad contemporánea en la que nuestros jóvenes visualizan sus series favoritas a 1,5X, asumiendo así una tendencia que quizás arrancó en Youtube y que hoy es práctica generalizada en muchas plataformas de streaming. Como apuntara Ramiro Mac Donald, semiólogo y profesor universitario, “la levedad del ser y la velocidad del mundo, juntas hoy, conforman el eje trágico de esta vida moderna”. Por si fuera poco, las redes sociales brindan a nuestros jóvenes la sensación de sentirse bien informados, ya que permiten acceder a gran cantidad de información –o de desinformación, según se mire– mientras los medios tradicionales se hacen eco de noticias que han sido adelantadas con bastantes horas de antelación en plataformas como Twitter y que, cuando llegan a los boletines de radio, a los informativos de televisión o a las páginas de los diarios, ya han pasado horas desde que desaparecieron de las Tendencias. Es otra de las caras de lo que se ha dado en llamar “comunicación líquida”, una práctica preponderante en un mundo marcado por la instantaneidad, la inmediatez y la incertidumbre. Los nuevos públicos, cada vez más acostumbrados a Sin negar los efectos perniciosos que internet ha podido generar en las empresas informativas, también es justo subrayar que la red de redes representa una extraordinaria oportunidad para muchos profesionales en búsqueda de empleo.

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