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El desafío de lo simple Hubo un tiempo en el que las noticias, al igual que los mapas, eran escasas. Se cotizaban al alza y tenían valor. Ese tiempo terminó cuando llegó internet, y las noticias se multiplicaron casi hasta el infinito. Perdieron valor. Ya nadie pagaba por ellas. El periodismo -el oficio de seleccionar y contar noticias- entró en crisis. Y con él, todo el ecosistema de la comunicación construido al amparo de las noticias. También la publicidad. Saltan todos los engranajes, se activa la innovación y se ensayan miles de fórmulas: periodismo de calidad, el valor de los intangibles, periodismo de análisis, podcasts, microvideos, plataformas de contenidos, periodismo de proximidad, branded content, ibaillanos,... Solo una cosa queda clara. La misma de siempre. Y es que únicamente se paga por lo que aporta valor. El periodista ya no es solo el que sabe qué es noticia y la escribe. Es, sobre todo, el que sabe detectar qué quieren sus lectores y se lo vende. Pero, ojo, no es cuestión de más visitas, sino de más valor. Ahí está el reto. Ése es el gran desafío del periodismo. Por eso estoy convencido de que nunca morirá. Porque siempre habrá profesionales con el suficiente talento para hacer de nuestro trabajo algo interesante, algo por lo que merezca la pena pagar. Enfrentarse a las veinticinco reflexiones que vienen a continuación requiere de una buena dosis de valentía. Y también de una mente abierta. Desde una mirada culta y crítica se cuestionan principios que parecían sagrados. Y aunque se proponen algunas soluciones tranquilizadoras, la sensación de pánico ante lo desconocido y el reto de lo complejo rezuman en la mayoría de los artículos. A los pusilánimes les recomiendo que no sigan leyendo. Los que quieran conocer cómo continuar navegando, que no se pierdan una sola página. Y si en algún momento les falla la brújula, que vuelvan a lo de siempre, a lo simple, a aportar valor. José Montero Fuentes-Guerra Presidente Asociación para el Progreso de la Comunicación

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