APC 25

25 medios de comunicación. Se ha convertido en una herramienta para llegar a audiencias generales y audiencias de nicho. Es verdad que ya no somos los únicos propietarios de la información (ni la especializada ni la generalista), no somos aquellos que controlaban una comunicación bidireccional. Sin embargo, sí podemos participar de la conversación que discurre en Internet. Y debemos hacerlo con valor añadido. Tenemos que participar aportando calidad, fiabilidad, análisis, explicación. Elementos diferenciales. Tenemos que dar valor a instrumentos periodísticos tan clásicos como la pregunta, la repregunta, el contraste y el contexto. Como decía el periodista sevillano Manuel Chaves Nogales hay que recuperar la costumbre de “andar y contar”. Instrumentos tan básicos como estar en los lugares de la noticia, escuchar a los protagonistas, encuadrar en un entorno concreto, aportar historia. Pero eso no significa que tengamos que despreciar las nuevas formas de transmitir esa información: Tik Tok, Instagram, canales de Télegram, Twitch; gráficos, podcast, directos, newsletter. No debemos acercarnos con suspicacia y recelo a esta nueva realidad mediática. Tampoco con condescendencia o como si fuera un entorno hostil que ha venido a complicarnos la vida, a dificultar nuestro trabajo y a minar las esencias del periodismo. Por el contrario, tenemos que aproximarnos a esta realidad con prudencia, con interés, con los ojos abiertos y también, por supuesto, con mirada crítica. Porque nos enfrentamos a una audiencia que está creciendo en ese entorno cambiante, que tiene una manera diferente de acercarse a la información y un modo distinto de consumirla. Es una audiencia cada vez más formada, más exigente. Que sabe lo que le interesa, que es selectiva. Así que el menú que tenemos que ponerle sobre la mesa debe ser igual de exigente. No podemos conformarnos con sumar visitas gracias al último vídeo simpático. ¿Por qué? Porque esos mismos lectores y lectoras van a ser nuestros aliados a corto y largo plazo. Si logramos su confianza ellos son los que van a pagar por nuestro trabajo y van a garantizar nuestra independencia. Son los que tienen la llave para que ningún anunciante tenga el suficiente porcentaje publicitario como para condicionar de ninguna de las maneras la información. Y sí, estoy hablando de pagar. Aún los medios de comunicación están (estamos) explorando la mejor fórmula para establecer ese nuevo acuerdo periodismo-lectores que permita la supervivencia y la tarea de la prensa; y las experiencias se multiplican. En el caso de elDiario.es, la fórmula nació hace una década como un experimento. La propuesta siempre ha sido dar a la audiencia un papel que vaya más allá del de meros suscriptores. La idea es que no haya una obligación de pagar por leer, si no que a los lectores se les convierte en “socios” o cómplices para que todo el mundo pueda acceder a la información que ofrece el medio. Ahora la realidad de los muros de pago se ha impuesto, y sin embargo, desde elDiario.es se sigue apostando por dar opciones para que se acceda a la información con y sin dinero. A la luz del éxito de la propuesta, está claro que la audiencia valora que las noticias se consideren un bien público. Este es el primer paso para recuperar el valor de la información honesta y fiable. Un paso necesario para no olvidar que el acceso a la información es un derecho y que, como no nos cansamos de repetir a riesgo de resultar cansinos… sin periodismo, no hay democracia. Nos enfrentamos a una audiencia que está creciendo en ese entorno cambiante, que tiene una manera diferente de acercarse a la información y un modo distinto de consumirla.

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